En la travesía de criar a nuestros hijos, garantizar un entorno saludable es primordial. Este artículo se adentra en una preocupación común: la humedad en el hogar, especialmente en las áreas donde los pequeños pasan más tiempo. Aquí, explicaremos los riesgos asociados con la humedad y presentaremos soluciones efectivas, con un enfoque especial en mejorar el confort térmico.
Iniciamos con un consejo fundamental: la ventilación diaria. Al destinar al menos diez minutos para renovar el aire, no solo refrescamos los espacios, sino que también combatimos activamente la humedad. Un hogar bien ventilado es clave para prevenir enfermedades respiratorias en los más pequeños.
Además de sus cualidades térmicas y acústicas, la celulosa es una opción sostenible. Al reciclar papel y cartón en lugar de depender de recursos finitos, contribuimos a la conservación de los bosques y reducimos la huella de carbono. Este enfoque ecológico lo convierte en una elección responsable para aquellos que desean un aislamiento eficaz sin comprometer el medio ambiente.
Abordamos la importancia de mantener una temperatura equilibrada en casa. Al sugerir no depender completamente de la calefacción, destacamos como un buen acondicionamiento térmico actúa como una barrera efectiva contra la humedad, creando un entorno más saludable y confortable.
Ampliamos los consejos adicionales para combatir la humedad, incluyendo evitar cambios bruscos de temperatura, optar por sistemas de calefacción eficientes, y alejarse de ambientes con humo de cigarrillo. En pequeñas acciones contribuyen de una manera significativa a la salud respiratoria de los niños.
Profundizamos en la importancia de hábitos higiénicos, como lavarse las manos con regularidad, evitar compartir utensilios y promover una dieta rica en frutas y verduras. Estas medidas no sólo complementan el acondicionamiento térmico, sino que mejora la resistencia de los niños a enfermedades respiratorias.
Exploramos cómo esta inversión no solo aborda la humedad, sino también mejora la calidad del aire y la temperatura de las habitaciones, creando un entorno seguro y saludable para tus hijos. El bienestar de nuestros hijos va directamente vinculado a la calidad del aire en casa. Descubre cómo nuestras soluciones pueden transformar tu hogar. Explora nuestros servicios para garantizar la salud de tus hijos. Haz clic aquí
Cuando se prohíben las calderas de gas
La nueva revisión de la Directiva de Eficiencia Energética de la Unión Europea aclara que las calderas de gas en los hogares siguen siendo permitidas, pero con matices. Para cumplir con los objetivos de ahorro energético, se recomienda reemplazar las calderas de gas y gasoil menos eficientes por opciones más ecoamigables. Esta normativa es fundamental para avanzar hacia la descarbonización para el 2050.
La prohibición de las calderas de gas se establece de la siguiente manera: en un plazo de 2 años, los países de la UE deberán eliminarlas gradualmente estas en favor de las bombas de calor. A partir de enero de 2026, no se permitirá la instalación de calderas de gas en nuevas viviendas, como parte de un esfuerzo por reducir el consumo de energía en al menos un 11,7 % para 2030. Sin embargo, algunas industrias intensivas podrán continuar utilizando calderas de gas o gasoil hasta el 31 de diciembre de 2030, con ciertas excepciones.
En cuanto a las viviendas con calderas de gas ya instaladas, esta normativa no tiene un impacto inmediato. Como se detalla en la revisión de la Directiva Europea, la prohibición se aplica únicamente a las nuevas viviendas que busquen instalar calderas de gas. Sin embargo, se establecen objetivos de ahorro energético anual que se incrementan progresivamente entre 2021 y 2030 para fomentar la transición hacia alternativas más eficientes.
Una de las alternativas altamente recomendadas para reemplazar las calderas de gas son los sistemas de calefacción que utilizan bombas de calor. Muchos de los aires acondicionados split disponibles en el mercado ya incorporan este eficiente sistema de calefacción.
Las bombas de calor aprovechan la energía del entorno y la transfieren al sistema de calefacción interior. Esto resulta en un significativo ahorro de electricidad, ya que el consumo principal se destina a activar el compresor y otros componentes del sistema.